Por un lado, la estética gráfica y urbana de Dolly Noire, que a lo largo de los años ha desarrollado una investigación visual ligada a los territorios extremos, entre atmósferas desérticas y texturas materiales.

Por otro, el espíritu de aventura y competición de Lucky Explorer, heredero directo del mito del París–Dakar.

Dolly Noire y Lucky Explorer se encuentran entre el polvo y el asfalto, fusionando dos visiones distintas pero complementarias.

Las referencias son claras: etapas infinitas, arena por todas partes, mapas doblados en la manga.

El imaginario de la aventura toma forma a través de una estética compuesta por texturas arenosas, tonos terrosos, evocaciones fotográficas y sugerencias de postales vintage.

Las prendas mezclan el aspecto vivido del viaje con un lenguaje gráfico contemporáneo, dando vida a un relato visual que atraviesa pasado y presente.

No es una reconstrucción nostálgica, sino una reinterpretación urbana: donde la arena se encuentra con el asfalto.

Una colección para quienes se mueven entre dos mundos: la aventura y la ciudad.